Bernardo Vega. Historiador dominicano
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POR LEONORA RAMÍREZ S.
Periodista
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El historiador Bernardo Vega dijo ayer que los dominicanos y haitianos deben emular a Willy Brandt cuando se desempeñaba como jefe de Estado de Alemania, quien se arrodilló, bajó la cabeza y pidió perdón por el genocidio contra los judíos.
El investigador dominicano analizó el discurso del obispo de Mao-Montecristi, Diómedes Espinal, quien pidió perdón por la masacre de haitianos ordenada por el dictador dominicano Rafael Trujillo en 1937. Vega manifestó que Haití debe pedir disculpas por las masacres ordenadas por Jean Jacques Dessalines en Santiago y Moca, en el siglo XIX, al igual que la República Dominicana debe hacer lo mismo por la matanza de haitianos en el año 1937.
“Esperamos que esto ocurra mientras yo tenga vida”, manifestó el historiador, autor de los libros “Trujillo y Haití”, “Control y represión en la dictadura trujillista”, “Kennedy y Bosch: aporte al estudio de las relaciones internacionales del gobierno constitucional de 1963”.
También ha publicado “Los días finales, 1960-1961: colección de documentos del Departamento de Estado, la CIA y los archivos del Palacio Nacional dominicano”, entre otros.
La solicitud del obispo de la diócesis de Mao-Montecristi se produjo el pasado fin de semana, al cumplirse 70 años de la masacre que fue repudiada por la comunidad internacional.
Durante una misa oficiada el domingo 7.10.07 en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, de Dajabón, República Dominicana, el obispo Espinal dijo que el asesinato de miles de haitianos fue un hecho horroroso, por lo que la Iglesia Católica, en nombre del pueblo dominicano, expresaba sus disculpas.
La masacre ocurrió entre el 2 de octubre y mediados de noviembre de 1937. Se estima que más de 12,000 haitianos perdieron la vida durante esos hechos.
Otros historiados dominicanos, como Hugo Tolentino Dipp y Franklyn Franco, estimaron de positivo el pronunciamiento del obispo de Mao-Montecristi.
Su homólogo Manuel Núñez, sin embargo, consideró que los dominicanos no tienen que disculparse por los citados hechos, porque su responsable fue Trujillo.
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Opinión:
La masacre y el perdón
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Por EDUARDO JORGE PRATS
Abogado y escritor dominicano
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El perdón pedido por el obispo de la diócesis Mao-Montecristi, monseñor Diómedes Espinal de León, al pueblo haitiano por la masacre de 1937, ha suscitado gran controversia, al considerar algunos que no hay necesidad de pedir perdón por hechos que no son directamente atribuibles a la gran mayoría de dominicanos que ni siquiera habían nacido para la época que Trujillo ordenó el genocidio.
Pero lo cierto es que, aunque “la Iglesia siempre ha vivido el perdón e invita al perdón”, como bien expresa Espinal de León - y como bien demuestra el hecho de que el Papa Juan Pablo II pidió perdón al pueblo judío por los seis millones asesinados por los nazis en los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial - lo que aconteció en la misa oficiada en la zona fronteriza con motivo de la festividad de la patrona del municipio, Nuestra Señora del Rosario, forma parte de una tendencia global en la que el perdón se despliega como un modo de hacer frente a los traumas de la historia.
Con Jacques Derrida podríamos decir: “En todas las escenas de arrepentimiento, confesión, perdón o disculpa que se han multiplicado en el escenario geopolítico desde la última guerra mundial, y de una manera acelerada en los pasados años recientes, uno ve no sólo a individuos, sino también a comunidades enteras, corporaciones profesionales, representantes de jerarquías eclesiásticas, soberanos y jefes de Estado pedir "perdón". Lo hacen en un lenguaje abrahámico (...) que se ha convertido ya en el modo de expresión universal del derecho, de la política, de la economía o de la diplomacia: al mismo tiempo el agente y el síntoma de esta internacionalización".
¿Cuál es el significado y las repercusiones del perdón en el contexto histórico y cultural domínico haitiano? O, para decirlo de nuevo como Derrida, ¿cómo operar la "deconstrucción del perdón? Para poder responder a estas preguntas debemos acudir a Jünger Habermas y su posición frente a los historiadores conservadores alemanes liderados por Ernst Nolte quienes abogaban porque los alemanes abandonaran su sentimiento de culpa por el pasado nazi y sus acciones contra los judíos.
En República Dominicana, al igual que en Alemania, "unos son los herederos de las víctimas y de aquellos que prestaron ayuda u ofrecieron resistencia. Otros, los herederos de los autores o de aquellos que nada hicieron para evitarlo. Esta dividida herencia no funda para los nacidos después ningún mérito personal ni ninguna culpa personal. Pero allende toda culpa individualmente imputable, distintos contextos históricos pueden significar cargas históricas distintas. Con las formas de vida en que hemos crecido y que han acuñado nuestra identidad, asumimos clases muy distintas de responsabilidad histórica (en el sentido de Jaspers). Pues de nosotros depende como queremos proseguir las tradiciones en que hemos crecido".
Para los que no vivimos la Era de Trujillo pedir perdón a los haitianos por la masacre de 1937 ofrece la oportunidad de iniciar una reconciliación con los habitantes de la hermana república y abandonar todos los mitos y toda la jerga (Andrés L. Mateo) del trujillismo. Esta reconciliación sólo puede ser posible a partir de la verdad.
De ahí la importancia de divulgar los estudios y hallazgos de Vega, Tolentino Dipp, Cassá, Cuello y Franco, de modo que las nuevas generaciones puedan entender lo que ocurrió en 1937, quiénes fueron los verdugos, cómo se ejecutaron las órdenes, donde estaban las complicidades, cuál fue la actitud de las autoridades haitianas. Conocer la cotidianidad de la vida de los perpetradores y de las víctimas para hacer la historia personal de la matanza sin duda ayuda en este proceso y nos aleja de una "historia de los vencedores" (Walter Benjamín).
A esto hay que sumar la reflexión de los filósofos: Pablo Mella, por ejemplo, tiene mucho que decir todavía de "la noción reflexiva de víctima como horizonte".¿Deberíamos construir un monumento en la frontera a las víctimas de la masacre? ¿Debemos hacer una cadena colectiva de solicitud de perdón? ¿Qué decir en las escuelas del gesto del obispo? ¿Qué piensan nuestros hermanos haitianos? Este es un buen momento para reflexionar, para dialogar y para, juntos, construir el futuro de una isla de dos repúblicas independientes, justas y democráticas.
Fuente de ambos informes:
Diario "Hoy". Santo Domingo, República Dominicana.
12.10.07
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