Etiquetas

- A Perfect Neutrality: Spain's Strategy in Saint-Domingue's Revolution 1791-1795. Antonio J. Pinto - - Arturo Úslar Pietri y el necesario diálogo en Venezuela- --Bartolomé de Las Casas y los 200 Labradores llegados de Antequera - --Benedicte Ledent: Caribbean Literature. Looking Backward and Forward- --Caminos de la Colonia de Santo Domingo- --Pobreza colonial y mestizaje - Una República Colonial -- -1795 Santo Domingo y Madrid -Charles Seguin. Un asombroso empresario. Por Carlos Szwarcer- -David Barkin: Hacia un Nuevo Paradigma Social- -De una historia parcial a la Historia total- -Dominican Republic: Country hubridization model ethnic- -El anti-haitianismo dominicano y el anti-dominicanismo haitiano -El Carácter Autónomo de la Marcha de la Historia- -Gobernadores de La Española s. XVI XVII XVIII - Fray Cipriano de Utrera- -Hilde Domin. hija adoptiva de República Dominicana. Nur Eine Rose als Stütze. Traducción- -Hubo más europeos esclavizados por los musulmanes que esclavos negros enviados a América- -Inmigrantes europeos en USA: inicios de una diferencia- -La Clase Media que se activa- -La crisis de los misiles de 1962 y sus repercusiones en República Dominicana -La cultura popular hispano-dominicana ante la paz de Basilea: las décimas de Meso Mónica- -La Soledad de la Clase Media Minoritaria - -Los apártidas como fuerza política- -Mutilación de la consonante 'S' en el Caribe hispanohablante- -Parto Social- -Pasado presente y futuro de las literaturas caribeñas Por Benedicte Ledent Universidad de Liege Bélgica- -PRD: Controlar un tesoro- -Rechazo y aceptación de los ancestros africanos- -Rep. Dominicana De la Restauración a la verdadera influencia estadounidense 1868-1880. José Lee Borges- -Romance de las Invasiones Haitianas- -Síntesis Dominicana- -Toussaint Louverture en Santo Domingo en 1801. Testimonio de una testigo - -Una estudiante catalana en República Dominicana. ¿Existe un pensamiento antropológico dominicano?. Martha Ellen Davis (Ph.D.) -- ¿Inversión de Valores o Lucha de valores Sociales? 1939-1940 El exilio de Republicanos Españoles a Rep. Dominicana -- An extinct relict monkey from the Dominican Republic - Ana Bringas López Univ de Vigo / Una aproximación a la Literatura caribeña en lengua inglesa 3/3-- Andrea Levy / Esta es mi Inglaterra - Andrea Levy / This is my England -- Antihaitianismo Histórico y antihaitianismo de Estado / Frank Moya Pons - Antropologia Estructural C. Levi Strauss Arqueologia: una tradición Mutilación Dentaria Alexa Voss BAJO EL SIGNO DE LA AMENAZA Y LA SUPERVIVENCIA - LAS ENERGIAS OCULTAS DEL PUEBLO DOMINICANO Bandidos Sociales Raúl O.Fradkin- Bartolome de Las Casas and the 200 Farmworkers from Antequera Málaga Bartolomé de Las Casas y La Esclavitud Luis N. Rivera P. Carlos IV y Godoy - Carlos Szwarcer: Del Patio al Universo - Carta del Arzobispo de Santo Domingo al Rey Carlos IV de España en 1790* - Culturas Hibridas Néstor García Canclini - Das Neutrale Pronomen 'Ello' im Dominikanischen Spanich... - De Juan Bolívar Díaz a J.F. Lyotard De lo Natural a lo Histórico: Una frontera difusa- Decreto de Lous Ferrand General francés Comandante en Jefe del Santo Domingo ocupado militarmente por Francia. Enero 1805 El Comercio entre Santo Domingo y Andalucia - El español de Santo Domingo y el español de España M.Alvar El Español en Julia Alvarez Alicia de Gregorio Ph.D - El Historico progreso del pueblo dominicano: Costos y Consecuencias-- El intelectual haitiano Jean Price Mars explica la dramática retirada de J.J. Dessalines de Santo Domingo en 1804 El nivel y structura de Precios de los Esclavos en las plantaciones cubanas - El pirata Francis Drake en Santo Domingo El Pronombre 'Ello' en el léxico del español dominicano -- El pueblo dominicano a 50 años de Trujillo - El Tatado de Basilea 1795 MA Peña Batlle - Ensayo sobre RAZA Y RACISMO- España en el imaginario mexicano - Facer la America F. Jóvine Generaciones Sociales y sociológicas Iñaki García Univ Carlos III Madrid - Hibridación étnica Historia de Santiago de Cuba. Por Luis Acosta Brehal (1 de 3 para OQ) Historia de Santiago de Cuba. Por Luis Acosta Brehal (parte 2 de 3) Historia de vida: Los Refugiados Españoles a Rep. Dominicana 1939-1940 - - Interview avec Jean-Marc Pasquet - J.J. Dessalines Diario de la Campaña de Santo Domingo 1805 La Competencia Mestiza E.Cunin - La Habana Por Hacer Elizabeth Burgos - La Identidad Cultural: Mitología de Brujos y Curanderos de Nuestras Facultades: David Arias.- La madre en el drama histórico de la isla - Por Juan Bosch La ocupación de Santo Domingo por Haití Manuel de Js. Troncoso Texto íntegro - LA POCO CONOCIDA GENIALIDAD DE LOS LIDERES POLITICOS DOMINICANOS DEL SIGLO XIX Las Consecuencias Económicas de la Independencia Iberoamericana Carlos Newland Universidad Carlos III Madrid - LIVERPOOL PAPERS 1791 (15) - Los Campuzano-Polanco Una familia élite colonial de Santo Domingo Ruth Torres Agudo - Los Judíos en el destino de Quisqueya- Los Procesos y la larga duracion S.Rivero S. Los verdaderos Restos de Colon están en Santo Domingo / C.A. Deive y M. A. García A. - Manuel Giménez Fernández: Política Inicial de Carlos I en Indias - Mariana Past Ph.D: Representación y explotación: La Revolución haitiana - Migración Haitiana: Racismo y Nacionalidad. Franklin Franco-- Negros de Mentira y Blancos de verdad / F. Henríquez G. - Nuestros ancestros directos ¿cuántos son? - Nuevas Tendencias del Americanismo Historia Problema -- Occidente ocabó con la Esclavitud Daniel Rodríguez Herrera - Orbe Quince Pasado y presente de la Esclavitud Mauro F. Funes - Posible Origen Portugués de la i cibaeña - - República Dominicana y Haití: el Perdón Mutuo Bernardo Vega - República Dominicana: país modelo de hibridación étnica Slavery and Slaving Joseph Miller -- The Colonial citizen of New York City; a comparative study - The Dominican Republic A National Histoy Frank Moya Pons- Un siglo de España: Centenario 1898-1998 - Una Opción para los pobres: De Bartolomé de Las Casas al Pensamiento de la Liberación - UNA POLÉMICA HISTORIOGRÁFICA - ESCLAVOS IRLANDESES Visiones del mestizaje Pedro L. San Miguel

6.4.16

RECHAZO Y ACEPTACIÓN DE LOS ANCESTROS AFRICANOS



Por Pedro Samuel Rodríguez R.


INTRODUCCIÓN:

Se trata éste de un tema que no tiene que continuar siendo materia tabú. El dominicano se liberaría de múltiples trabas mentales si afronta su estudio y no por ello se desviará de su camino de siglos hacia la cultura occidental.

Con el presente escrito pretendemos exponer algunos apuntes que podrían ser útiles para el Estudio de las Mentalidades Colectivas en República Dominicana, rama reciente de la Historia que se aplica a la problemática de la psicología de los pueblos. Con él intentamos sumarnos a la tradición de esfuerzos que, rastreando históricas matrices de sentido, tratan de interpretar la sociedad dominicana.

 Hay temas permanentes cuyo examen no obedece a coyunturas del momento, como permanente es el pueblo dominicano y la historia que lo ha estado conformando.  En nuestra nación existen unos autoproclamados historiadores que predican la retardatoria idea de que aquí no hubo esclavitud y con ello tornan confuso el examen de nuestra sociedad actual. Nuestra historia es como un contenedor de tiempo en donde caben todos los hechos que han determinado lo que esta sociedad ha estado siendo y en donde no escapa nada de lo que la constituye en su idiosincrasia, su carácter nacional, su utillaje mental (1), sus rasgos, tendencias y atributos.

LA HISTORIA Y SU CONTINUIDAD – EL TIEMPO HISTÓRICO:

“¿Qué cosa es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, yo lo sé; pero si quiero explicárselo a quien me lo pregunte, no lo sé”. (San Agustín, Confesiones).

Para comprender aspectos tales como el proceso de conformación de los rasgos generales del pueblo dominicano es necesario tomar en cuenta los ritmos del tiempo histórico. El concepto de “larga duración de la historia” propuesto en 1958 (2) por el historiador francés Fernand Braudel (1902-1985) se explica como una suerte de ensamblaje o arquitectura que el tiempo histórico construye; ‘una coherencia suficientemente fija entre masas sociales’. Tales estructuras –señala Braudel- no son únicamente sustancia del pasado sino materia de la vida social actual.

Es en esa larga duración de la historia en donde se construyen  las estructuras sociales fundamentales de un pueblo tales como su idioma, sus creencias religiosas, su visión del mundo, su folclor, su segmentación socioeconómica y sus particularidades esenciales y distintivas. Braudel relega a un segundo plano los otros dos ritmos o tiempos de la historia, es decir, ‘la mediana duración’ o coyuntura y ‘la corta duración’ o del acontecimiento, considerando a este último como  ‘la espuma de la ola de la Historia, lo más visible pero lo menos significativo’ ya que en esa corta duración no hay construcción social perdurable.

Considerando esa larga duración del tiempo histórico podríamos entonces abordar el tema de cómo ha estado construyéndose el ensamblaje de  la idiosincrasia y el carácter del pueblo dominicano a partir de las interacciones de los tres troncos étnico-culturales participantes que nos aportó la historia: nativos, españoles y africanos. A la vez, la consideración de esa larga duración del tiempo histórico nos facilitaría la comprensión de la consecuentemente lenta construcción de ciudadanía en la República Dominicana.

LA LENTA E INACABADA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANIA EN REPUBLICA DOMINICANA:

¿Dónde se origina el particular carácter contradictorio y ambivalente de nuestra cultura?

Es cierto que en el decurso de nuestra prolongada Era colonial esclavista hubo cierto acercamiento entre amos y esclavos, pero por más acercamiento que haya habido, un esclavo era un esclavo y no otra cosa; es decir, un individuo a quien el amo compraba, heredaba, se aprovechaba o vendía. Los Fondos de muchos de los Archivos coloniales dominicanos están repletos de documentos que así lo consignan. Era la norma habitual por siglos y obviamente también por siglos ha estado perdurando la manifestación  de aquellas distorsiones, contradicciones y ambivalencias generadas en dicha Era colonial. Tales distorsiones se consideran parte de esas estructuras permanentes que ‘la larga duración’ de nuestra historio conformó.

Durante aquel sistema colonial esclavista a nadie se le ocurría la idea de que los descendientes de esos esclavos se convertirían en futuros ciudadanos, es decir en los actuales ciudadanos. Por esto en nuestra nación la construcción de ciudadanía es lenta y aún  inacabada. La esclavitud produjo generaciones de individuos con las limitaciones propias de un sistema de tal naturaleza y el tiempo transcurrido desde su abolición hasta hoy no es suficiente para borrar el cúmulo de esas distorsiones. Tales indelebles limitaciones las vemos a diario frente a nuestros propios ojos (pobreza, ignorancia, inequidad, rebeldía, choques culturales). Y es que ‘el tiempo pesa’ y apenas han transcurrido 194 años desde la abolición formal (1822 a 2016) frente a la pesada influencia de un sistema esclavista que duró 330 años (de 1492 a 1822).

Este elemental razonamiento respecto al ‘peso del tiempo’ nos explica el origen de la contrastante realidad social que a diario tenemos frente a nosotros y, a la vez, nos ofrece una idea de lo que nos falta por atenuarla y/o resolverla. Se trata de nuestra aún difícil obtención de los beneficios que aporta la sedimentación histórica de un satisfactorio  destino colectivo y de un movimiento social de conjunto igualmente satisfactorio.

Para tener apenas una idea de aquellas distorsiones sociales conformadas en nuestra Era colonial, veamos sólo algunos documentos coloniales consistentes en un Inventario de Bienes escrito en el año de 1758 por la señora María Andrea Rivera, detallando sus bienes como era de uso y costumbre en nuestro territorio; un testamento fechado en el año de 1805, y otros documentos de compra y venta de esclavos del año 1773 (dejamos la ortografía de la época):

Inventario de bienes del año 1758:

-  “Una huerta de plátanos en seys pesos  ($6)
-   Una huerta de cañas en ocho pesos ($8)
-   Una mata de coco espigadita en un peso ($1)
-   Un negrito nombrado Simón de nueve a diez años en ciento veinte y cinco pesos ($125)
-  Una negra nombrada Antonia, de casta Congo, preñada, como de veinte años poco más o menos en doscientos treinta pesos ($230)
- Ciento y cuatro reses a quatro pesos cada una montan quatro cientos diez y seis pesos ($416)
- Un perro ballo de Puercos en siete pesos ($7)”, etc. (3)

En testamento fechado 5 de agosto de 1805, el Señor Pedro Rivera, indica poseer entre otros bienes los siguientes:

“Declaro por bienes propios mios cinco Negros barones, nombrados Marcos, Joseph Luis, Lorenzo, Victor y Ramón; con más seis Negra(s) hembras nombradas Manuela, Eusebia, María, Edubi, Apolonia, y María del Pilar, una yegua, una baca y un trocito de puercos en el Bojío: sinq (uen) ta pesos de terrenos en Río Seco, Juridiscción de la Vega con alg (uno) s animales de cabros”, Etc. (4)

Algunos documentos de compra y venta de esclavos del año 1773:

a) Referente a Escritura de fecha 14 de Octubre del año 1773, por la que «Manuel Mejía vende a Pedro Alcántara un negrito esclavo llamado Mariano Creollo de cinco años de edad y lisiado de la mano derecha, por la suma de 30 pesos.- Firmado por: José Lino Mejía, Alcalde Ordinario. Testigos: Domingo Días Martil y Juan de Jesús» (5).

b) Referente a Escritura del 6 de Junio del año 1773, respecto a la «venta de una esclava llamada Petronila Díaz de 20 años, criolla, con la tacha de ladrona, otorgada por el Sargento Narciso de Rivera, de esta ciudad, al cura y vicario Pedro Palomino. Firmado: Alcalde Ordinario Manuel Mejía. Testigos: Manuel Sánchez, Francisco de los Reyes» (6).

c) Referente a Escritura del 8 de Julio del año 1773, en relación a la «venta de un esclavo llamado Vicente, de casta Mandinga, con tacha de embustero, otorgada por el Alférez Damián Jiménez, al Licenciado Pedro Palomino, cura y vicario de esta ciudad. Firmado por: Manuel Mejía, Alcalde Ordinario. Testigos: Nicolás Pimentel, Francisco Delgado y Salvador Delgado (7)...

Al echar una mirada a esos documentos, el observador contemporáneo puede sorprenderse de que el esclavo era visto como un bien material y se inventariaba junto con animales, tierras y cualquier otro bien que se poseyera, pero esta es una sorpresa que se genera sólo desde el punto de vista de la actualidad pues desde la óptica de aquel prolongado período esclavista no había motivos para sorpresa alguna. La reflexión justa sería sobre los avances que hemos logrado como sociedad si consideramos el ámbito desde el que hemos partido y sobre cómo pretender que hoy haya satisfactoria cohesión  social en una población compuesta por los descendientes de aquellos amos y de aquellos esclavos pues no ha transcurrido el tiempo suficiente  para que esa satisfactoria cohesión ocurra, como veremos más adelante.

No es necesario aclarar que, en términos generales, los descendientes de los esclavos aquí mencionados y los descendientes de otros miles de esclavos aquí no consignados son actualmente ese pueblo mayoritario pobre (compuesto de negros puros y de mezclados en sus diversas proporciones) disperso a lo largo y ancho de la geografía de la nación dominicana. En consecuencia, hay que admitir que las influencias de las distorsiones generadas en aquella Era colonial esclavista permanecen aún en la actualidad como reto por atenuar y explican la lenta e inacabada construcción de ciudadanía en la sociedad dominicana.

CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA CIUDADANÍA:

Tal vez una forma de acelerar el proceso de la atenuación de esos contrastes, contradicciones, ambivalencias y segmentación socioeconómica podría comenzarse a partir de los recientes planes sociales del gobierno tales como las llamadas Estancias Infantiles, la Tanda Extendida en las escuelas públicas y demás inversiones sociales de implementación reciente, pero sus resultados no serían vistos de inmediato pues vencer siglos de influencia distorsionante, requeriría a la vez largo tiempo de aplicación hasta que se observe la aparición de los primeros ciudadanos producidos por tales planes.


ESTRAGOS SOCIALES DE LA ESCLAVITUD:

En su libro ‘El Derrumbe’, publicado en 1917, el escritor dominicano Federico García Godoy, hace referencia sin mencionarlo directamente, al fenómeno social de la lenta construcción de ciudadanía al trazar un paralelismo entre las masas sociales dominicanas de su época y las de 1844, hacía 73 años. García Godoy escribía: “aquellas masas atrasadas, ignorantes, las mismas poco más o menos de hoy, no podían en modo alguno alcanzar por sus propios medios mentales la aproximada apreciación de las innovadoras ideas febreristas que herían en gran parte sus ideas de obediencia y de viejo y recio autoritarismo”.  El escritor se refería a la masa mayoritaria del pueblo  compuesta por seres quienes hacía apenas 22 años eran esclavos formales por más de tres centurias, en aquellos días cercanos a nuestra independencia del 27 de febrero de 1844.


Cuando García Godoy hacía el señalamiento de que aquellas masas de su tiempo en 1917, habían transcurrido 93 años de la abolición de la esclavitud decretada en 1822. Hoy, en 2016, transcurridos 124 años de esa abolición, casi podríamos repetir lo mismo ‘poco más o menos’ que García Godoy. Se trata, pues, de la lenta e inacabada construcción de ciudadanía en República Dominicana cuyo lento proceso se entiendo como parte de los estragos sociales causados por la prolongada esclavitud colonial y como reto permanente por resolver.

EL PUEBLO DOMINICANO Y SU HISTÓRICO ALEJAMIENTO DE LO AFRICANO:

La  histórica propensión del pueblo dominicano de apartarse de lo que represente esclavitud y África se verifica en el hecho de que nunca nadie aspiró aquí a volver a la indigna condición esclava sino a distanciarse de todo lo que a ella se vincule. En la memoria colectiva del pueblo dominicano, esclavitud y África han sido y continúan siendo sinónimos de pobreza, ignorancia, rebeldía, resentimiento, indigna desigualdad y otras distorsiones por superar, no por emular. Se trata de una pulsión de alejamiento de lo que no conviene y de aproximación a zonas de conveniencia, cuya pulsión no sería apropiado  vincularla a  los ámbitos de las llamadas prácticas racistas.

Una temprana manifestación de esa histórica tendencia del pueblo dominicano de apartarse de lo africano mediante el acercamiento a lo hispánico la tenemos en las primeras mujeres esclavizadas llegadas de África a nuestro territorio a partir del siglo XVI quienes vieron de inmediato la conveniencia de tener hijos con español ya que sus críos nacían libres de esclavitud aún ellas mantuvieran el estatuto de esclavas. A esa temprana tendencia se agregarían otras que apuntaban hacia lo mismo: alejarse de lo africano; y el conjunto de esas tendencias se haría permanente hasta hoy. La histórica e intensa mezcla étnica del pueblo dominicano es muestra que valida la propensión hacia ese alejamiento. Se trata de una suerte de histórica fuga de propósitos desde sus propias y ancestrales culturas africanas hacia la cultura occidental mediante lo hispánico.

EL HISTÓRICO ‘PROBLEMA POSITIVO’ DE NUESTRA POBREZA COLONIAL:

La nuestra fue una colonia atípica. Históricamente, cuando un conglomerado de personas de condición esclava y piel negra y otro colectivo de personas libres y piel blanca tienden a acercarse e incluso a fundirse étnicamente, a ese fenómeno no es propio denominarle racismo. El racismo lo aplica un conglomerado de individuos blancos, libres y prósperos dirigentes hacia un colectivo esclavo, lo que no fue el caso dominicano en vista, entre otras razones, de la casi permanente y generalizada condición de pobreza económica de los amos coloniales en este territorio. En la conformación de la mezcla racial del pueblo dominicano participaron nativos, españoles y africanos, y en ese sentido la historia nos ha enseñado para evitar desaparecer como sociedad la búsqueda de la necesaria convivencia entre blancos, negros y mezclados, convivencia que hubiese sido imposible de lograr si hubiese estado presente la riqueza de los amos la cual nos hubiese conducido directo a los odios raciales y éstos –quien sabe- a la desaparición.

Probablemente el histórico ímpetu inicial que provocó la tendencia del pueblo dominicano a alejarse  de todo lo vinculado a lo esclavo-africano y al acercamiento a lo hispánico fue tan poderoso que su impulso aún mantiene su impronta expresándose en ignorancia y negación de esa ascendencia. Ciertamente, de esos ancestros, los dominicanos tenemos un objetable favorito: el africano, pero ese rechazo es hoy sólo una extensión de aquella tendencia original que habiendo partido desde los mismos nativos trasplantados de África (de las primeras esclavizadas) se fue convirtiendo en generalizado desconocimiento y rechazo de, precisamente, ese mismo tronco ancestral.  Nada de esto tiene que ver con un inexistente racismo de blancos ricos hacia esclavos pobres en nuestra historia.

Las etnias que se rechazan, difícilmente se fusionan biológicamente. En nuestro prolongado sistema colonial esclavista hay más evidencia histórica del mutuo acercamiento entre amos y esclavos que de rechazo o maltrato de los amos a sus valiosos e imprescindibles esclavos. Recordemos que el 73% de los dominicanos son mezclados-mulatos (mezcla de blancos y negros) cuya masa de mezclados ha representado por siglos y continúa representando el conglomerado mayoritario de la población dominicana, habiendo dos colectivos étnicos minoritarios compuestos por un 16% de blancos ‘sin mezcla’ y un 11% de negros ‘sin mezcla’. (8)

En las sociedades identificadas con las prácticas racistas, los mezclados-mulatos son minoría, nunca un conglomerado mayoritario como es el caso de República Dominicana. Y es que las  prácticas esclavistas no son compatibles con una historia de fusiones étnicas y menos aún si están combinadas con la pobreza de los amos coloniales como sucedió en nuestra atípica Era colonial. La casi permanente condición de pobreza de los amos operó como catalizador que favoreció el acercamiento.

CONSECUENCIAS DE LA PROLONGADA ESCLAVITUD:

Por sí, un color de piel no produce pobreza. No obstante, si a un conglomerado de individuos y a sus descendientes se les somete por más de tres siglos a la indigna esclavitud -no importa el color ni el tono de su piel- a esos individuos se les está condenando por siglos, a transformarse en un conglomerado de personas pobres, rebeldes, incultas, excluidas, cerradas o resentidas; tanto a ellos como a su descendencia, y aún hayan pasado generaciones desde la abolición de ese sistema esclavista, la impronta de aquellas condiciones negativas permanecerá, atenuada o no. El presente de hoy está dentro de la vigencia de ese tiempo de influencias.

Son esas las consecuencias que aún se continúan observando aunque apenas atinamos a interpretarlas en vista de que desconocemos casi por completo la existencia de los 330 años transcurridos bajo ese sistema de distorsiones. Por otra parte, importantes procesos históricos como la Independencia de 1844 o la Restauración o la Era de Trujillo o la revolución de 1965 no logran borrar las distorsiones creadas en el prolongado sistema colonial esclavista. Sólo el largo tiempo las va atenuando.

Pero la pobreza, la rebeldía y la incultura no sólo provienen de los esclavizados negros de nuestra colonia. Actuales descendientes de minoritarios colectivos humanos de individuos blancos no esclavos y provenientes de la misma colonia, han sido también portadores de condiciones negativas similares, como veremos más adelante.

Así, para acometer la superación de la secuela de distorsiones heredadas de aquella esclavitud colonial se hace necesario aceptar previamente la existencia de esos ancestros. No obstante, la enseñanza tradicional de la historia no nos ayuda a conocerlos y por tanto no podemos hoy interpretar el origen ni la causa de tanta pobreza, de tanta  rebeldía, cerrazón y resentimiento. Lo que sí podemos estar seguros es que tales negativos resultados no son una consecuencia natural sino histórica y, por tanto, susceptibles de ser modificados.

MÁS QUE NEGRO, ESCLAVO:

El extendido desconocimiento de la esclavitud en nuestra sociedad puede ser culpa -reiteramos- de la poca mención que hacen de ella nuestros textos convencionales de historia. Tan poca es su mención que casi estamos convencidos de que no existió y esa carencia ha estado dejándonos un vacío que nos dificulta la adecuada comprensión de nosotros mismos como pueblo.

Expresar que lo indigno es negativo es aceptado por todos; decir que la esclavitud es indigna y negativa, también se acepta; pero declarar que lo africano y lo negro son condiciones indignas sin ninguna otra explicación, entonces esa incompleta declaración es con razón interpretada como efectivamente racista. Por supuesto que nuestros ancestros africanos eran negros y esclavos, pero si se comete el desliz de omitir la palabra clave: “esclavo”, entonces estamos irremediablemente perdidos. Es ahí en donde reside el mayor núcleo de confusión de muchos debido al desconocimiento de la condición esencialmente esclava de esos ancestros. Estaremos desorientados y confundidos si a estos ascendientes se les confiriere la exclusiva condición de negros, sin reparar en su categoría primordial de esclavizados: esclavos de piel negra.

Si nos quedamos en la simple observación de unas diferencias fenotípicas como color de piel y otras características superficiales sin poder examinar la yuxtaposición de los diversos planos que se derivan de la esclavitud, entonces no podríamos conocer el porqué de los sistemas contrapuestos conformadas en el tejido social dominicano y nos sería difícil iniciar la implementación de un equilibrado sistema para la convivencia armónica. Implementar tal sistema de equilibrada armonía consistiría en evitar que el protagonista sea sólo uno de los dos sistemas contrapuestos conformados en nuestra historia, a saber: el sistema de filiación esclava compuesto de  pobreza, ignorancia, rebeldía y resentimientos y el sistema de filiación hispánica compuesto de ínfulas de poder y dominio.  

Si desconocemos la existencia de los ancestros esclavo-africanos entonces sólo podríamos “ver”, pero no comprender la naturaleza de esos planos yuxtapuestos, quedándonos sólo un confuso mosaico compuesto de  ínfulas de poder, rebeldías y resentimientos difícil de entender y menos aún de resolver. Para armar el rompecabezas faltaría ese trasfondo esencial que fue la prolongada esclavitud colonial.

UTILIDADES PRÁCTICAS DE LA ACEPTACIÓN DE LOS ANCESTROS AFRICANOS:

No hay utilidad en rechazar la existencia de un ancestro, pues, si por alguna razón a uno de los tres troncos ancestrales que  conformaron nuestra etnicidad de origen se le considerase inexistente,  de todas maneras allí estará, agazapada o visible la presencia de ese ancestro negado.  Curiosamente, del temprano ímpetu de alejamiento de lo africano en el siglo XVI hemos pasado al actual estado de desconocimiento de su existencia. Probablemente la fortaleza de aquel ímpetu de alejamiento de ayer, conformó la impronta de negación y el rechazo de su existencia de hoy, y tal vez sea de utilidad que tal rechazo empiece conscientemente a ser superado en la medida de lo posible.  

Pero hoy ese ‘inconsciente' alejamiento, no es tan inconsciente: hemos atiborrado nuestras calles de automóviles privados porque -como en siglos pasados- continuamos alejándonos del producto de la esclavitud africana que son los pobres de hoy y el consecuente choque cultural que se produce y se expresa en que nos resulta difícil compartir con ellos -con los descendientes actuales de aquellos esclavos- un transporte colectivo. Es la prolongación del mismo alejamiento de ayer de todo lo que se vincule con la esclavitud. Se trata de uno de los retos más difíciles de superar: para sobreponernos y vencer las consecuencias de la prolongada esclavitud hemos  necesitado alejarnos de lo que ella representa pero estamos todos en el mismo barco y es entonces el Estado y sus planes sociales de pago de una deuda social acumulada por siglos quienes tienen la última palabra.

Es obvio que la consciente aceptación del origen africano de una parte importante del pueblo dominicano no equivaldría a fascinación por lo africano. Esta sociedad continuará con la misma gradual y permanente desvinculación de esa cultura ancestral, como lo ha hecho  en forma espontánea desde el inicio de su propia conformación. Pero -reiteramos- detener o atenuar esa permanente práctica de alejamiento y su conversión en una dinámica más sana y útil no correspondería sólo a los individuos sino a los gobiernos que logren implementar prácticas sociales que acorten las distancias económicas entre los hoy descendientes de aquellos amos y de aquellos esclavos coloniales -puros y mezclados-, cuyas distancias producen los choques culturales que hacen permanente los alejamientos de hoy en día. Esto quiere decir que, para trazar pautas realistas, los gobernantes no deberían continuar desconociendo lo referente a la esclavitud y su permanente influencia.  

Pero no se trata de que las sociedades que tienen ancestros esclavos africanos poseen beneficios adicionales sino de las utilidades que se derivan de la aceptación de ese origen, cuando se tiene. En el caso del pueblo dominicano, la aceptación de un origen esclavo-africano facilitaría el conocimiento de los ejes fundacionales que nos han modelado y favorecería la comprensión de eventos e informes previos, elementales y básicos, como los que mencionamos a continuación:  

1- La esclavitud africana ha sido el sistema de mayor duración e influencia en nuestro territorio al permanecer por espacio de 330 años (1492-1822) en cuyo transcurso se mantuvo a miles de personas de origen africano en indigna condición de obligada pobreza y sin libertad individual ni derechos. Ese prolongado sistema esclavista coincidió con nuestra Era colonial y para dar una idea del peso temporal de esa Era colonial y de su influencia en el pueblo dominicano, señalemos que la actual Era republicana apenas tiene 173 años de duración (1844-2016) y que ambas Eras tendrán la misma edad, el mismo peso temporal y la misma influencia sólo a partir del año 2,174 cuando la Era republicana cumpla también 330 años (1844 + 330 = 2,174). Así puede visualizarse una segura aunque aún lejana recomposición de equilibrios sociales que, no obstante, podríamos acelerar mediante el conocimiento y el debate de ideas como las tratadas. Pero el hecho comprobable es que la Era colonial y la influencia de su sistema esclavista aún continúan gravitando más pesadamente que la actual Era republicana con su sistema de libertad e independencia. Esa aún vigente influencia esclavista  explica nuestra pobreza y nuestro subdesarrollo actual. Pero no nos enteramos de nada de ello si ignoramos la existencia de los ancestros africanos y su extensa esclavitud.

2- Una parte importante del pueblo dominicano de hoy es descendiente de aquellos miles de esclavizados coloniales quienes en la actualidad continúan heredando, en menor o mayor proporción la pobreza de sus ancestros coloniales esclavizados. Se trata pues de la llamada deuda social acumulada, la cual debe ser entendida como deuda pendiente de pagar por los siglos de esclavitud a la que fueron sometidos los ancestros de muchos dominicanos, hoy herederos de aquella pobreza original. Algunos pretenden borrar esa deuda intentando la simple fórmula de esfumar la existencia de la esclavitud, sin entender que mientras no resolvamos esa pesada acreencia de forma satisfactoria, continuaremos teniendo en nuestra nación, pobreza, ignorancia, rebeldía, resentimiento, desigualdad y exclusión.

3- En ese prolongado proceso de mezcla étnica en el que intervino blancos y nativas produciendo mestizos; blancos y negras produciendo mezclados-mulatos se ha conformado diversos tonos de piel (y otros caracteres fenotípicos). Esta proporción de mezclados representa -reiteramos- el 73% de la población del pueblo dominicano actual.

4- En poco más de cinco siglos transitados por nuestra historia, el tono de color de estos mezclados-mulatos representa proximidad o alejamiento con la esclavitud. En términos generales, el alejamiento se manifiesta por un tono de piel claro y ha correspondido a una condición económica intermedia; mientras que la proximidad con la esclavitud se manifiesta con un tono de color de piel más oscuro y ha correspondido a una más aguda condición de pobreza económica  que la  del grupo anterior.

5- En nuestro territorio existen colectivos de personas de piel blanca  quienes desde la Era colonial nunca se mezclaron con esclavos ni con descendientes de éstos y hasta hoy representan el mencionado 16% de la población dominicana actual, quienes en términos generales se han colocado en la franja de las élites económicas y sociales dominicanas.  Por otra parte, desde esa misma Era colonial existen colectivos de personas quienes nunca se mezclaron con personas de piel blanca y sus descendientes actuales son quienes poseen un tono de piel más oscuro y a la vez mayor condición de pobreza, representando el 11% de la población. No obstante, algunas excepciones aplican, como examinaremos más adelante

6- Como vemos, por un lado, en nuestro país lo étnico trasciende a lo meramente estético, y más bien dá cuenta de la posición económica y social del individuo. Por el otro lado, las personas de piel blanca (16%) y las de piel negra (11%) representan minorías étnicas, mientras los mezclados por ambas etnias (73%) con su diversidad tonos de piel, representan la síntesis histórica mayoritaria de este pueblo.

7- Debido al intenso y prolongado proceso de mezcla étnica del pueblo dominicano no debe sorprender si a un compatriota de piel negra le hacen un examen de ADN mitocondrial y el resultado arroja una alta proporción de 'sangre blanca'. Tampoco debe causar sorpresa si el resultado del mismo examen hecho a un compatriota de piel blanca arroja una inesperada alta proporción de 'sangre negra'. Insospechado también puede resultar el informe de que la proporción de 'sangre blanca' en la población dominicana es ligeramente superior a la 'sangre africana' pues tomando la parte blanca en los mezclados como 73% + el 16% de blancos 'puros' el resultado es 89% de 'sangre blanca' mientras que tomando la parte negra en los mezclados como 73% + el 11% de negros 'puros' el resultado es 84% de 'sangre negra'. La proporción resultaría entonces: 89% de 'sangre blanca' y 84% de 'sangre negra'. Pero –reiteramos- ninguno de estos hallazgos, hechos e informes serían posibles si ignoramos la existencia de los ancestros africanos.

CONSECUENCIAS DE LA NEGACIÓN DE LA ESCLAVITUD AFRICANA: 

Si ignoramos la existencia de los ancestros africanos nos sería imposible comprender la sociedad en la que hoy vivimos pues tendríamos muy pocos elementos que nos expliquen la pobreza, el subdesarrollo, la deuda social, la inequidad y sólo atinaremos a buscar culpables. Así, sumergidos en esa ignorancia, nos quedaría la decepción respecto a nuestro país y un continuo pesimismo hacia nada concreto.

Todos los dominicanos “ven” que sus compatriotas poseen diversos colores de piel pero no todos comprenden el por qué, el cómo y el desde cuándo. No es lo mismo “ver” que comprender las múltiples implicaciones que ello entraña. Comprenderlo es un beneficio que se logra conociendo los procesos históricos que intervinieron en la conformaron de este pueblo, y en el transcurso de esa dinámica de conocimiento nos colocamos en situación de aceptar sin turbaciones ni rubores la ascendencia africana de una parte importante del pueblo dominicano. 

Así las cosas, la consciente aceptación de esos ancestros puede ofrecernos beneficios prácticos adicionales tales como la obtención de ejes fundamentales mediante los que los gobiernos diseñen e implementen conscientes planes sociales que pongan término al lastre de las desiguales relaciones entre los divergentes niveles culturales, sociales y económicos con que la historia nos conformó, siendo así posible una mayor indulgencia con la parte del pueblo que evidencia más estrecha relación con un pasado ancestral ancilar (esclavo). 

Por otra parte, si borramos la existencia de la esclavitud colonial africana, entonces asumiremos equivocadamente que el pueblo dominicano se conformó a partir de individuos blancos y libres, y eso, además de falso, nos colocaría en situación complicada pues supondría que con un origen de esa naturaleza y sin el lastre de la esclavitud, entonces deberíamos estar hoy más desarrollados como nación y, en consecuencia, tendríamos pocos argumentos para explicarnos el subdesarrollo que padecemos.  Por otro lado, si asumimos la falsa idea de que nuestros ancestros fueron sólo nativos taínos lo probable es que tenderíamos hacia la inútil exigencia de la vuelta a una sociedad bucólica ‘que se nos ha arrebatado’.

El no sincerar la aceptación de los orígenes africanos probablemente llevó a nuestros cientistas sociales de finales del siglo XIX y principios del XX a un pesimismo casi patológico y, por extensión, muchos dominicanos de hoy se mantienen en un estado de permanente rebeldía y desesperanza frente a casi todo lo que les rodea ya que se niegan a incorporar a su consciencia  ese elemento vital para la comprensión de la realidad dominicana que es aquel origen esclavo-africano.

Sincerar esa aceptación facilita el pensar históricamente y comprender –por ejemplo- que la falta de civilidad de un individuo que conduce una ‘guagua voladora’ muy probablemente está vinculada con la cercanía de sus ancestros a la prolongada esclavitud africana en nuestro territorio y a las consecuentes limitaciones sociales que conlleva ese origen. Comprender ese vínculo histórico significa entender al personaje, no culparlo, pues él es sólo producto de circunstancias históricas específicas. En adición, con esa visión podríamos resolver la nefasta dicotomía compuesta por 'naturaleza e historia'. No es lo mismo percibir a ese conductor como un producto de la historia dominicana que como un salvaje por naturaleza.

La aceptación de nuestros orígenes africanos es incluso útil en las relaciones con los vecinos haitianos. Para desmontar muchos de los usuales argumentos intimidatorios de un supuesto poder telúrico-primitivo de esos vecinos frente a los dominicanos sería efectivo empezar una conversación haciéndoles saber que están frente a un también descendiente de africanos. Ellos tal vez no nos acepten a su igualdad pero nuestro argumento podría resultarles razonable y disuasivo. De cara a lo internacional nada más  digno que un extra-insular (europeo, latinoamericano, norteamericano,) escuche a un dominicano -no importa su color de piel- expresarse sin tapujos respecto a los orígenes africanos de su pueblo y de cómo hemos ido superando esos contrastes a través de la historia. Recibirían con agrado y confianza nuestra falta de fingimientos, de rodeos, engaños, reservas y complejos, y más aún cuando efectivamente hemos obtenido unos avances y unos históricos tránsitos sociales que están a la vista de todos.

En adición, a partir de la visión que nos ofrece  la aceptación del origen histórico africano de nuestro pueblo nos resultaría  fácil comprender el ‘momentum’ en dónde nos encontramos en la actualidad respecto de aquel remoto origen esclavo.  Un simple examen de esa dinámica nos indica que de la denominación ‘negro’ (esclavo) pasamos a la de ‘peón’ hasta llegar a la actual de ‘pobre u obrero’, mientras que si rechazamos esa ascendencia no atinaremos a ver que esas tres denominaciones están estrechamente vinculadas en una misma dinámica progresiva en la que todos estamos inficionados. Se trata de la íntima relación “ayer-hoy” que a veces nos cuesta entender a causa de que nos sentimos desvinculados de ese ayer, pretendiendo que somos un producto humano sólo del hoy en que vivimos. Por un lado, en términos personales, ese momentum nos puede indicar en qué medida alguien ha logrado superar las limitaciones provocadas por la esclavitud y quien aún no.

NUESTRA HISTÓRICA MOVILIDAD SOCIAL Y ECONÓMICA:

Los históricos avances sociales del pueblo dominicano se evidencian cuando valoramos lo extraordinario que es el hecho de haber pasado (en apenas 10 generaciones de 50 años) de un ancestro antes esclavo colonial a su descendiente hoy ciudadano dominicano, de profesión arquitecto urbanista o cirujano bilingüe sea éste étnicamente mezclado (en una de sus diversas gradaciones de tonos de piel) o sea éste negro sin mezcla. Ese solo hallazgo nos demuestra que en nuestro territorio han ocurrido unos tránsitos sociales tan enormes que los mismos son dignos de ser reconocidos a nivel global, aún nosotros mismos ignoremos ese fenómeno social casi milagroso. Comprenderlo representa un beneficio que valoramos cuando aceptamos aquella ascendencia africana; de lo contrario ni nos enteramos.

COMPLEJIDADES Y DESIGUALDADES HEREDADAS:

El pueblo dominicano de hoy, como producto conformado esencialmente por el mestizaje entre amos coloniales blancos provenientes de España y negras esclavizados provenientes de África, es necesariamente heredero de las condiciones originarias de aquellos amos y de aquellos esclavos, por lo que hoy dicho pueblo posee las indisolubles características de ambos y en cinco siglos de historia tales características determinaron la conformación de una sociedad necesariamente compleja y desigual. Superar las consecuencias de la prolongada esclavitud significa comprender que las permanentes tensiones sociales  -e incluso- las negociaciones entre sindicatos y patronos, parten de aquel marco histórico primigenio amo-esclavo y que el trasfondo de esas luchas tiene el propósito (tal vez inconsciente) de continuar acortando las distancias heredadas entre los hoy descendientes de aquellos amos y aquellos esclavos coloniales.

Ha sido nuestra extensa lucha parecida a la librada por los llamados Siervos de la tierra que empezada en la Europa medieval finalmente dio al traste con el feudalismo. Aquellos europeos necesitaban acortar las distancias originadas entre señores feudales y siervos y así ocurrió; en nuestro territorio la necesidad ha sido acortar las distancias originadas entre amos y esclavos coloniales cuya tensión aún permanece como reto que, con sus altas y bajas, se supera.

NUESTROS BLANCOS-POBRES:

Por otra parte, hubo grupos humanos que en la colonia llegaron a nuestro territorio siendo blancos, libres aunque pobres, quienes no se mezclaron étnicamente en forma significativa. Algunos descendientes de esos blancos pobres hoy continúan siendo pobres mientras otros de ellos lograron prosperidad en su condición de personas siempre libres; ejemplo: los inmigrantes canarios que arribaron desde finales del siglo XVII hasta mediados del XVIII. Existen otros colectivos minoritarios cuyos ancestros libres, pobres y blancos provienen de la colonia profunda pero cuyos antepasados no lograron superar la cosmovisión de nuestro primer siglo XVI y así lo fueron transmitiendo a sus descendientes y hoy continúan siendo nuestros blancos-pobres.

De modo que la pobreza y el subdesarrollo del pueblo dominicano no sólo se inician mediante un conglomerado de individuos víctima de la esclavitud africana. Existen nuestros blancos-pobres de hoy cuya pobreza e ignorancia sólo podría  atribuirse a condiciones particulares de sus ancestros quienes como colectivo humano nunca fueron víctima de sistema esclavista alguno. Por su lado, la condición de pobreza, rebeldía y exclusión de un negro dominicano de hoy puede explicarse fácilmente porque éste posee una definida filiación atribuible al prolongado sistema colonial esclavista padecido por el conglomerado humano de sus ancestros; mas no podría imputársele a éste particularidades individuales de sus antepasados como ocurre con el colectivo de blancos pobres.

Así las cosas, es indudable que la mayor fuente originaria de pobreza, rebeldía, desigualdad e inequidad en nuestro territorio no se generó mediante un pequeño colectivo de individuos coloniales blancos, libres, arruinados e individualmente displicentes, aventureros o vagos, sino  que esa fuente mayoritaria de pobreza fue generada mediante la coerción aplicada a un conglomerado humano mayoritario esclavizado que había sido movilizado desde el continente africano.

BLANCOS POR HISTÓRICO BLANQUEAMIENTO; OTRO VIAJE HACIA LO HISPÁNICO:

Pero estos análisis no se limitan a los dominicanos que por cuyas características físicas son identificados como de ancestros africanos (73% mulatos + 11% de negros sin mezcla). Existe una cantidad de dominicanos quienes tuvieron esos mismos ancestros africanos y hoy son blancos a causa de un permanente proceso de ‘blanqueamiento’ a que se sometió sus ancestros negros mediante un repetido mestizaje con blancos. Como es sabido, el proceso se explica porque: el intercambio de negra con blanco produce mulato; mulato con blanco produce tercerón; tercerón con blanco produce cuarterón y cuarterón con blanco produce vuelta al blanco. En cinco siglos se ha producido parte del 16% de los actuales dominicanos blancos con supuesta desvinculación histórica del negro.

Entonces, la aceptación de la ascendencia africana del pueblo dominicano aplica para un grupo de dominicanos de diversos colores de piel incluyendo a blancos ‘puros’ cuyos ancestros provienen de la Era colonial. No obstante, quedarían excluidos de estos análisis  los dominicanos descendientes por ambos lados (padres y madres) de inmigrantes llegados en épocas relativamente recientes tales como asiáticos, árabes, europeos, haitianos.

BREVES INFORMES HISTÓRICOS DE LA ESCLAVITUD EN SANTO DOMINGO:

Para ofrecer  algunos escuetos informes  históricos de la esclavitud africana en Santo Domingo, mencionemos que en 1501 se autoriza la introducción de los negros ladinos, es decir, africanos en poder de cristianos en España. En 1503, se prohíbe esa medida y en 1505 se autoriza la importación general de esclavizados. Trecientos Quince años después, en 1820, llegaron los últimos africanos a Santo Domingo cuyos importadores fueron los comerciantes catalanes Pablo Pujols y Francisco Travieso (V. Alfau D., 1994).

La institución esclavista es abolida en 1822 por J.J. Boyer, y en 1907 quedan eliminadas las palabras ‘esclavitud y esclavo’ del texto de la Carta Magna dominicana.

En este punto la pregunta obligada sería ¿dónde están hoy los descendientes de todos esos esclavizados llegados a nuestro territorio entre 1501 a 1820? La respuesta es simple: ellos son parte del pueblo mayoritario dominicano que vemos a diario. Como ya hemos mencionado, la proporción étnica de este pueblo es: 73% de mezclados cuyos ancestros fueron consecuencia del intenso mestizaje colonial esencialmente entre blancos y negros; 16% de blancos 'sin mezcla' cuyos ancestros no fueron esclavos, y 11% de negros 'sin mezcla' cuyos ancestros fueron necesariamente esclavos. Faltaría por examinar la composición de mezcla de ese 73% de mezclados, la cual es como sigue: 17% indio nativo, 43% negroide, 40% blanco (Dr. Álvarez Perelló). 

Los 500 años de permanente mezcla étnica, ha conformado en ese 73% una multiplicidad de colores de piel estrechamente imbricada en similar multiplicidad de posiciones económicas, sociales y culturales. A su vez, las interacciones entre el conglomerado humano de mezclados, blancos y negros, habrá generado una diversidad de visiones del mundo al interior del conjunto social dominicano, como era de esperarse.

ALGUNAS GENERALIDADES PARA CONCLUIR:

Ciertamente, parte importante del pueblo dominicano ha partido de una condición adversa: la esclavitud, e indudablemente los esclavizados eran negros pero cuando se habla de negros en función negativa se está haciendo referencia inconsciente a la esclavitud que subyace debajo de un color de piel, no al color de piel en sí. Cuando solo existían esclavos blancos antes del descubrimiento de América, a nadie se le ocurría decir “esclavo blanco” sino “esclavo” a secas. En general, los actuales africanos que viven en África cuyos ancestros nunca salieron de África no han conocido la esclavitud como la conocieron los africanos trasladados a América y sus descendientes; por tanto, negritud no es un equivalente de esclavitud necesariamente.

No es apropiado suponer que en nuestro territorio la abolición de la esclavitud de 1822 ni nuestra Independencia de 1844 borró de repente todo vestigio de aquel  prolongado sistema esclavista. Tampoco es apropiado creer que hoy todo rastro de esa esclavitud ha desaparecido debido a que ha transcurrido mucho tiempo desde que se abolió o porque ese tema interesa a pocos.

Al interior de nuestro pueblo existe un entramado de tensiones históricas en permanente dinámica de pugnas y acomodamientos que todo lo rige, cuyo nudo original ha partido de la relación entre unos esclavos y unos amos coloniales cuyo proceso de distensión continúa hasta el presente. Las fricciones sociales, las diferencias culturales y económicas, las permanentes rebeldías muchas veces injustificables y la inequidad social son parte de ese nudo original que aún tratamos de liberar.

Con escasas excepciones, la enseñanza tradicional de la historia republicana dominicana y sus textos convencionales, narran períodos de nuestra historia como si fuesen entes estáticos desconectados de los procesos previos que les generaron. Cuando esas enseñanzas tratan lo ocurrido –digamos- en el año de nuestra Independencia en 1844,  escasamente hacen mención del relativamente cercano sistema colonial esclavista (1492-1822) que duró 330 años, sin enfatizar en la naturaleza de las relaciones pueblo-dirigentes que había conformado la poderosa influencia de aquel prolongado período esclavista, el cual había concluido hacía escasamente dos décadas. Esto quiere decir que en ese 1844 cada dominicano que no fuese éticamente blanco (y resulta que el grueso de esa población no era étnicamente blanca), era un ex esclavo o ex liberto o hijo de esclavo o de liberto.

Pero esos textos de historia no hacen referencia a tan importante tema y nos dejan la equivocada idea de que en 1844 todos eran ciudadanos con igualdad de propósitos. Hoy, tendemos a la misma equivocada idea y de eso trata el presente escrito.

Antes de concluir, mencionemos que la misma tendencia histórica que niega los orígenes africanos causaría la inexistencia de un género musical que pudo llamarse afro-dominicano pero parece que nos hemos prohibido mencionar el vocablo Afro y todas sus derivaciones. Por extensión, las permanentes y dolorosas invasiones del siglo XIX provenientes del vecino occidental Haití, causaría que en República Dominicana –curiosamente- tampoco exista el Oeste en la geografía de la nación. A la zona colocada al Oeste franco aún preferimos nombrarle Sur-Oeste aparentemente para evitar mencionar el vocablo Oeste de recordación ominosa. Tal vez sea ya tiempo de iniciar la superación de tales limitaciones.

 Aunque no tengan noción de que las desigualdades sociales provienen de la esclavitud colonial, los gobiernos dominicanos han percibido que existe una deuda social acumulada que deben honrar para reducir la distancia entre los pobres y los ricos de hoy, cuya distancia proviene efectivamente, de las diferencias que por siglos se mantuvo entre amos y esclavos de aquella prolongada colonia esclavista. Se trata de la misma íntima relación “ayer-hoy” que aún continúa permeando casi todo y que una historia abierta a la aceptación de nuestros orígenes facilitaría la visión que aceleraría el proceso de solución de nuestros atrasos.

La ascendencia africana del pueblo mayoritario dominicano no va a dejar de existir por el simple hecho de rechazar su existencia. Los efectos de esa ascendencia están a la vista de todos y sólo hay que aceptar su existencia para obtener los beneficios que esa aceptación depara.

Si continuamos rechazando la existencia de aquel prolongado sistema esclavista no nos enteramos de aspectos fundamentales de nuestra sociedad actual, y probablemente con su sola aceptación, el conjunto social, es decir, los actuales descendientes de aquellos amos y de aquellos esclavos obtendrían las condiciones necesarias para empezar un consciente e inédito pacto social para el logro de unos cambios que la sociedad dominicana ha estado esperado quizás desde su Independencia en 1844. Sería ese pacto la mayor de las revoluciones sociales jamás iniciadas en nuestro territorio.

Una final utilidad práctica de la aceptación de nuestra ascendencia africana se deriva de que si República Dominicana es el país modelo de hibridación étnica, entonces este pueblo posee las condiciones suficientes para ser, además, modelo en cuanto a sociedad libre de prejuicios raciales. Para lograrlo a cabalidad sólo bastaría reafirmar nuestra identidad mediante la aceptación de nuestros verdaderos orígenes. –
-
Notas bibliográficas:
1 – El ‘utillaje mental’, o sea, las estructuras mentales propias a las distintas clases; hábitos de pensamiento, ideas socialmente transmitidas y admitidas en una sociedad determinada. Ver: Ciro Flamarión S. Cardoso / Héctor Pérez Brignoli; “Los métodos de la historia”. Editorial Crítica. Grupo Editorial Grijalbo. Barcelona, 1976, p. 329.
2 – “El Mediterráneo”, es el libro que Fernand Braudel empieza a escribir en 1923; en 1939 termina una primera redacción; en 1947 lo presenta como tesis doctoral, y en 1949 lo publica por primera vez en francés. En ese libro, Braudel se propone averiguar cómo fluye el tiempo en su personaje histórico: los territorios bañados por el mar mediterráneo, geografía habitada por varias civilizaciones que allí interactúan tales como latina, griega, islámica y judía. En ese texto, Braudel  escribe la historia de forma diferente; una historia que iba más allá del tiempo del simple relato.
3 - AGN. Fondo ARS. Caja (Leg.) No. 47, expediente No. 49, folio 22r. “Protocolo Notarial 1758. Inventario de bienes de María Andrea Rivera que incluye el negrito Simón y la negra preñada Antonia”.
4 - AGN, Fondo ARS, Caja (legajo) No. 22, expediente No. 224, folio 23v al 25v. “Protocolo Notario Rafael Gómez Fernández 1805. Testamento de Pedro de Rivera”… 5 de agosto 1805
5 - Fondos del Archivo Real de Bayaguana 1607-1920. Boletín del Archivo General de la Nación. Año XXVI, 1981, No. 593.
6 - Idem, No. 641.
7 – Idem, No. 645.
8 - Para ver la composición étnica actual del pueblo dominicano: 
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/dr.html
Seleccione Dominican Republic →people and Society→ethnic groups.


-
Nota: el autor es colaborador del BAGN (Boletín del Archivo General de la Nación). Ver del mismo autor: "Fray Bartolomé de la Casas, Luis Berrio, y los labradores llegados al Santo Domingo de 1520". BAGN, Año LXXIII, Vol. XXXVI, No. 131, pp. 533-550
-

p.s.r., Santo Domingo, R.D., enero-febrero, 2016  

No hay comentarios.: