11.9.15

Parto Social



Quizás no todos lo ven, pero a partir de la desaparición del último dictador, República Dominicana está dentro de un acelerado proceso en el que el pueblo mayoritario, por siglos informal e invisible, se ha estado visibilizando en todas las esferas de la vida nacional. Se trata de un ejercicio de acomodamientos y de masiva pedagogía social con sus costos en inversión de valores que el conjunto social paga.

Se trata de un inconcluso y difícil proceso; doloroso como un parto pero positivo a largo plazo. Una revolución que como prueba de fuego nos está mostrando los límites de nuestras propias resistencias como nación y la fortaleza de nuestros valores como sociedad.

Es un poderoso y novedoso proceso que ni siquiera intereses externos pueden frustrar, aún mediante la masiva intromisión de individuos ajenos a nuestra historia.

Son pocos los países de Latinoamérica que se han atrevido a exponerse a tales pruebas. En la mayoría de esas naciones notamos que los nativos aún continúan siendo casi invisibles, como si el conjunto social temiera una fractura, una incontrolable revuelta si éstos se incorporan en masa a todos los ámbitos de aquellas naciones.

Aquí, en República Dominicana, no hay nativos pre-hispánicos (indígenas), pero tenemos los descendientes de los esclavizados (mezclados y puros) conformados en la extensa Era colonial y hoy podemos verlos en primer plano moviéndose, tratando de participar y participando en todos los ámbitos posibles, sea en las profesiones liberales (médicos, ingenieros, economistas…); en la política (diputados, senadores, dirigentes, síndicos, regidores…); en el arte, el deporte; en los medios de comunicación; como maestros...

Es un fenómeno social espontáneo, novedoso, inédito y positivo que en el curso de toda nuestra historia de apenas quinientos años, y pese a sus coyunturales costos en inversión de valores, delincuencia, corrupción y desorden, no se teme que esa masiva pedagogía provoque necesariamente un convulso y peligroso estallido per sé. Se trata de los aspectos propios de la enseñanza a una masa que ayer fue esclava, que se adapta y que, por demás, nuestros valores tradicionales confían en saber lidiar.

Es la parte posiblemente más álgida de un proceso de movilidad social muy intenso que parte desde un individuo ayer esclavizado en la colonia hasta sus actuales descendientes convertidos en profesionales.

Esos descendientes (mezclados y puros) están aprendiendo a salir de sus ancestrales funciones subalternas de siglos y lentamente han ido incorporándose a novedosas funciones aún con todo el costo que para el conjunto social representa su inexperiencia. Debutan en funciones en donde sus ancestros ni soñaron aproximarse. Por su lado, la sociedad en su conjunto ha estado acomodándose a esos lentos y dolorosos cambios para la convivencia de un pueblo dual y desigual desde su nacimiento, sin traumas sociales catastróficos.

Podría afirmarse que este doloroso y aún inconcluso Parto Social que ha estado madurándose y esperándose por siglos y generaciones, representa la mayor revolución social emprendida por este pueblo.


Por Pedro Samuel Rodríguez R.
Santo Domingo, Rep. Dominicana.

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