Etiquetas

- A Perfect Neutrality: Spain's Strategy in Saint-Domingue's Revolution 1791-1795. Antonio J. Pinto - - Arturo Úslar Pietri y el necesario diálogo en Venezuela- --Bartolomé de Las Casas y los 200 Labradores llegados de Antequera - --Benedicte Ledent: Caribbean Literature. Looking Backward and Forward- --Caminos de la Colonia de Santo Domingo- --Pobreza colonial y mestizaje - Una República Colonial -- -1795 Santo Domingo y Madrid -Charles Seguin. Un asombroso empresario. Por Carlos Szwarcer- -David Barkin: Hacia un Nuevo Paradigma Social- -De una historia parcial a la Historia total- -Dominican Republic: Country hubridization model ethnic- -El anti-haitianismo dominicano y el anti-dominicanismo haitiano -El Carácter Autónomo de la Marcha de la Historia- -Gobernadores de La Española s. XVI XVII XVIII - Fray Cipriano de Utrera- -Hilde Domin. hija adoptiva de República Dominicana. Nur Eine Rose als Stütze. Traducción- -Hubo más europeos esclavizados por los musulmanes que esclavos negros enviados a América- -Inmigrantes europeos en USA: inicios de una diferencia- -La Clase Media que se activa- -La crisis de los misiles de 1962 y sus repercusiones en República Dominicana -La cultura popular hispano-dominicana ante la paz de Basilea: las décimas de Meso Mónica- -La Soledad de la Clase Media Minoritaria - -Los apártidas como fuerza política- -Mutilación de la consonante 'S' en el Caribe hispanohablante- -Parto Social- -Pasado presente y futuro de las literaturas caribeñas Por Benedicte Ledent Universidad de Liege Bélgica- -PRD: Controlar un tesoro- -Rechazo y aceptación de los ancestros africanos- -Rep. Dominicana De la Restauración a la verdadera influencia estadounidense 1868-1880. José Lee Borges- -Romance de las Invasiones Haitianas- -Síntesis Dominicana- -Toussaint Louverture en Santo Domingo en 1801. Testimonio de una testigo - -Una estudiante catalana en República Dominicana. ¿Existe un pensamiento antropológico dominicano?. Martha Ellen Davis (Ph.D.) -- ¿Inversión de Valores o Lucha de valores Sociales? 1939-1940 El exilio de Republicanos Españoles a Rep. Dominicana -- An extinct relict monkey from the Dominican Republic - Ana Bringas López Univ de Vigo / Una aproximación a la Literatura caribeña en lengua inglesa 3/3-- Andrea Levy / Esta es mi Inglaterra - Andrea Levy / This is my England -- Antihaitianismo Histórico y antihaitianismo de Estado / Frank Moya Pons - Antropologia Estructural C. Levi Strauss Arqueologia: una tradición Mutilación Dentaria Alexa Voss BAJO EL SIGNO DE LA AMENAZA Y LA SUPERVIVENCIA - LAS ENERGIAS OCULTAS DEL PUEBLO DOMINICANO Bandidos Sociales Raúl O.Fradkin- Bartolome de Las Casas and the 200 Farmworkers from Antequera Málaga Bartolomé de Las Casas y La Esclavitud Luis N. Rivera P. Carlos IV y Godoy - Carlos Szwarcer: Del Patio al Universo - Carta del Arzobispo de Santo Domingo al Rey Carlos IV de España en 1790* - Culturas Hibridas Néstor García Canclini - Das Neutrale Pronomen 'Ello' im Dominikanischen Spanich... - De Juan Bolívar Díaz a J.F. Lyotard De lo Natural a lo Histórico: Una frontera difusa- Decreto de Lous Ferrand General francés Comandante en Jefe del Santo Domingo ocupado militarmente por Francia. Enero 1805 El Comercio entre Santo Domingo y Andalucia - El español de Santo Domingo y el español de España M.Alvar El Español en Julia Alvarez Alicia de Gregorio Ph.D - El Historico progreso del pueblo dominicano: Costos y Consecuencias-- El intelectual haitiano Jean Price Mars explica la dramática retirada de J.J. Dessalines de Santo Domingo en 1804 El nivel y structura de Precios de los Esclavos en las plantaciones cubanas - El pirata Francis Drake en Santo Domingo El Pronombre 'Ello' en el léxico del español dominicano -- El pueblo dominicano a 50 años de Trujillo - El Tatado de Basilea 1795 MA Peña Batlle - Ensayo sobre RAZA Y RACISMO- España en el imaginario mexicano - Facer la America F. Jóvine Generaciones Sociales y sociológicas Iñaki García Univ Carlos III Madrid - Hibridación étnica Historia de Santiago de Cuba. Por Luis Acosta Brehal (1 de 3 para OQ) Historia de Santiago de Cuba. Por Luis Acosta Brehal (parte 2 de 3) Historia de vida: Los Refugiados Españoles a Rep. Dominicana 1939-1940 - - Interview avec Jean-Marc Pasquet - J.J. Dessalines Diario de la Campaña de Santo Domingo 1805 La Competencia Mestiza E.Cunin - La Habana Por Hacer Elizabeth Burgos - La Identidad Cultural: Mitología de Brujos y Curanderos de Nuestras Facultades: David Arias.- La madre en el drama histórico de la isla - Por Juan Bosch La ocupación de Santo Domingo por Haití Manuel de Js. Troncoso Texto íntegro - LA POCO CONOCIDA GENIALIDAD DE LOS LIDERES POLITICOS DOMINICANOS DEL SIGLO XIX Las Consecuencias Económicas de la Independencia Iberoamericana Carlos Newland Universidad Carlos III Madrid - LIVERPOOL PAPERS 1791 (15) - Los Campuzano-Polanco Una familia élite colonial de Santo Domingo Ruth Torres Agudo - Los Judíos en el destino de Quisqueya- Los Procesos y la larga duracion S.Rivero S. Los verdaderos Restos de Colon están en Santo Domingo / C.A. Deive y M. A. García A. - Manuel Giménez Fernández: Política Inicial de Carlos I en Indias - Mariana Past Ph.D: Representación y explotación: La Revolución haitiana - Migración Haitiana: Racismo y Nacionalidad. Franklin Franco-- Negros de Mentira y Blancos de verdad / F. Henríquez G. - Nuestros ancestros directos ¿cuántos son? - Nuevas Tendencias del Americanismo Historia Problema -- Occidente ocabó con la Esclavitud Daniel Rodríguez Herrera - Orbe Quince Pasado y presente de la Esclavitud Mauro F. Funes - Posible Origen Portugués de la i cibaeña - - República Dominicana y Haití: el Perdón Mutuo Bernardo Vega - República Dominicana: país modelo de hibridación étnica Slavery and Slaving Joseph Miller -- The Colonial citizen of New York City; a comparative study - The Dominican Republic A National Histoy Frank Moya Pons- Un siglo de España: Centenario 1898-1998 - Una Opción para los pobres: De Bartolomé de Las Casas al Pensamiento de la Liberación - UNA POLÉMICA HISTORIOGRÁFICA - ESCLAVOS IRLANDESES Visiones del mestizaje Pedro L. San Miguel

6.6.12

Los “a-pártidas” como fuerza política




Por Pedro Samuel Rodríguez-Reyes

A pesar de que el vocablo “apártida” no existe en la lengua española, nos permitimos utilizarlo para señalar a todo aquel que no pertenece a un partido político. Si el apátrida es todo aquel que no tiene patria, entonces el “apártida” podría ser aquel que no pertenece a partido político alguno. Es sabido que el prefijo “a” indica que no tiene o que no pertenece a algo. El vocablo a-pártida = sin partido, aquí lo tratamos sólo como una convención para facilitar la explicación de lo que a estas líneas ocupa. Es decir, convenimos en que los “apártidas” son aquellos individuos (como quien estas líneas suscribe) que no militan en una organización política partidaria determinada.

Así, en República Dominicana, quienes somos apártidas pertenecemos a un importante segmento de la población, tan poderoso como lo es el colectivo PRDeísta y el PLDeísta. Y es que el padrón de la Junta Central Electoral indica que en nuestro país hay 6,416,397 de votantes registrados con derecho al voto, de tal forma que si en las elecciones del 20 de mayo del 2012 el PLD y aliados sacó 2.3 millones de votos; el PRD y aliados sacó 2.1 millones, entonces el conglomerado de los sin partido o “apártidas” representa también unos dos millones (1.9 millones para ser exactos) de individuos. Esto quiere decir que los “apártidas” poseen el potencial de ser una fuerza política tan poderosa como lo es cada uno de los partidos mayoritarios tales como el PRD y el PLD.

Individualmente cada una de estas "tres" fuerzas políticas representa aproximadamente un tercio del universo de dominicanos con derecho al voto. Si incluimos los partidos minoritarios (aquí no contabilizados) se completarían los 6.4 millones de los inscritos en el padrón de la JCE.

Respecto a los comicios del pasado mayo, podríamos considerar que, incluyendo el conglomerado de "a-pártidas" los totales porcentuales obtenidos por cada uno de estos "tres" colectivos frente al universo de 6.4 millones de votantes son:

PLD= 35.9% de los 6.4 millones del padrón de la JCE (aprox. 1/3 del padrón de la JCE)

PRD= 32.9% de los                                                                                             )
Apártidas = 30.3% ( “                                                                           “                )*

*El conglomerado de los “a-pártidas” incluye a  los que se abstienen de votar; a los que se encuentran fuera del país; a los que no votan porque no se trasladan a su comunidad de origen donde están registrados para esos fines; y a los que votan por cualquier partido sin tener necesariamente militancia en una organización política en particular.

Aclaramos que en las pasadas elecciones (mayo 2012) cuando la JCE señala los porcentajes de las votaciones (PLD = 51.21% y PRD = 46.95%) se está refiriendo no al porcentaje relacionado con el total de los inscritos en su padrón sino con relación a los votos válidos emitidos en ese proceso electoral. Queda claro entonces que nuestro conteo está referido con el total de los inscritos en el  padrón de la JCE, esto es, con relación a los 6.4 millones de inscritos.

Vemos pues que los votos del PRD y aliados, más los del PLD y aliados, suman ambos sólo las dos terceras partes del total de los individuos con derecho al voto. Se completan los tres tercios (el 100%) con los “a-pártidas”.

Esto significa que en República Dominicana ningún partido puede ni debe declarar que representa al pueblo dominicano sino a la tercera parte del electorado. Pero si tomamos como referencia a los 10 millones de dominicanos, entonces la relación porcentual es aún más baja; es decir, el PRD es aproximadamente el 20% (la quinta parte = 2 millones) del pueblo dominicano y en iguales términos lo es el PLD. En la misma relación porcentual quedaríamos los “apártidas”.

En términos prácticos todo esto debe entenderse en el sentido de que cada uno de estos dos partidos mayoritarios necesita ganar nuevos adeptos para poder mantener una distancia considerablemente ventajosa del partido que le precede. Pero esos nuevos adeptos tendrá que sacarlos de una de las pocas fuentes disponibles como lo es la rica cantera de los “a-pártidas”. Para convencer a los miembros de este importante conglomerado de “apártidas” es necesario que el partido que tenga ese interés deberá hacerlo mostrándoles las bondades y los atractivos de esa organización política.

Lo poco racional es continuar con lo que hasta ahora se ha estado haciendo, o sea, atacándose uno al otro mientras la fuerza de los “a-pártidas” observa la  estéril rebatiña de la que huyen.

Aun suponiendo que el conglomerado de los “apártidas  no represente el 30% sino sólo el 10% de los 6.4 millones del padrón de la JCE, no dejaría por ello de ser un colectivo interesante para ser conquistado por un partido cualquiera. Aún se trate de ese pequeño 10% él representa la no despreciable cantidad de aprox. 600,000 nuevos votos. El partido mayoritario que logre adicionar semejante cifra sería un indiscutible y permanente ganador en todo proceso eleccionario. 

Nos permitimos enfatizar el hecho de que si efectivamente existe una cantera en donde conseguir votos frescos ¿qué ganancia busca entonces el PRD atacando al PLD y viceversa? Es poco probable que los PRDeístas sean convencidos por los PLDeístas y viceversa. Si la fuente de votos frescos está en el conglomerado de los “a-pártidas” y en el colectivo de los nuevos votantes ¿para qué tanto feroz enfrentamiento entre estos dos partidos?.

No obstante, si una de esas dos organizaciones políticas mencionadas se dedicara a conquistar, digamos, a ese nada despreciable 10% de nuevos votantes, entonces tendría necesariamente que modificar su discurso y su forma de hacer política. Y esa modificación sería beneficiosa no sólo para ese partido sino también para toda la nación dominicana.

Finalmente, para nosotros, los valiosos “apártidas”, la cháchara estridente proveniente del PLD o del PRD no nos gana como adeptos. Para lograrlo se nos debe presentar necesariamente propuestas realistas, serenas, lúcidas y concretas que efectivamente tiendan a mejorar todo el conjunto social dominicano, no a una interesada y minúscula quinta parte de la nación.
-
Ir a la portada de Orbe Quince

5.6.12

PRD: Controlar un tesoro

No soy quién para alertar. No pertenezco a un partido político. Sólo expreso mis ideas libre y espontáneamente como un ciudadano cualquiera (psr). 


 Por Pedro Samuel Rodríguez

 En el mundo de los negocios se ha acuñado la frase “Problema Positivo” para indicar lo que ocurre cuando el éxito desbordado se convierte en generador de problemas. 

En el ámbito de la política local dominicana de las últimas cinco décadas, el Partido Revolucionario Dominicano ha logrado el incuestionable éxito de poseer una enorme, invariable y fiel militancia -hoy con más de 2 millones de afiliados- lo que ha convertido a esa organización política en el mayor partido de la República Dominicana del período post-dictadura. En adición, es muy probable que la militancia PRDeísta posea la más acendrada mística y una fidelidad partidaria mayor que cualquier otra organización política dominicana. 

A través de un dilatado ejercicio de medio siglo de luchas en suelo dominicano el PRD ha logrado gestar esa sólida fidelidad al interior de su enorme conglomerado de militantes imbuida con una mística capaz de transmitirse de una generación a otra. Esto ha garantizado su permanente y creciente masa de seguidores. Probablemente, para poder lograr un éxito tan abrumador en términos de cantidad y fidelidad de militancia, las demás organizaciones políticas de la nación tendrían que discurrir un tiempo similar de luchas como el transitado por este partido. 

Y es que el del PRD no un éxito cualquiera. Sólo hay que observar los dos aspectos siguientes: 

a) Lo fácil que le resulta a un individuo de esa militancia el no tener que tomarse siquiera el trabajo de pensar en las razones por las cuales es ese el partido en el que debe militar. Éste sólo debe quedarse ahí tranquilamente en donde estuvieron o aún están sus ancestros; sus padres o abuelos. “Soy del PRD porque mi madre lo era; y ella murió”, expresó una militante de este partido. Se trata de un hecho casi litúrgico que toma lo político y lo transfiere al interior de lo familiar. He ahí el núcleo central de la mística PRDeísta. Es un fenómeno cultural coronado con ribetes casi gloriosos; ello representa un éxito rotundo para una organización política. Las cúpulas dirigenciales de ese partido lo saben. Pero de inmediato surge la pregunta ¿han actuado las diversas dirigencias de ese partido a tono con la magnitud del fenómeno?  

b) Por su parte, la holgura en el ejercicio de sus funciones con que la dirigencia de esa organización política puede permitirse actuar en el transcurso de los últimos lustros se evidencia en el hecho que ella no tiene ni ha tenido que tomarse siquiera el trabajo de preocuparse de que será cuestionada por su masa de fieles seguidores. Tampoco va a preocuparse por las críticas provenientes de otras organizaciones políticas que le adversan, las cuales, frente a su portentoso partido, siempre han sido minoritarias. Y a sabiendas de que todo lo minoritario queda automáticamente descalificado, entonces ¿para qué esa dirigencia va a preocuparse por críticas que salen de enanos grupúsculos? 

Sin embargo, en este punto cabe preguntarse ¿por qué un partido con esas excepcionales características no es entonces la agrupación política que mayor número de veces ha gobernado? ¿Cómo explicar que un partido con esas privilegiadas condiciones haya estado más tiempo en la oposición que dirigiendo los destinos de la nación? Habrá una cantidad indeterminada de opiniones que respondan estas interrogantes. En los próximos párrafos ofrezco las mías. 

Los nietos de Ma’Chepa 

Para las diversas dirigencias que en las últimas cinco décadas se han sucedido, el PRD ha representado un valioso tesoro, y en consecuencia, esa dirigencia se traba en frecuentes luchas por su control. El valor de ese tesoro lo ha aportado su creciente, histórica y multitudinaria militancia imbuida de una ancestral mística y de una fe irreductible en los símbolos de esa organización. 

Esa mística y esa fe han operado como prolongación de aquellas luchas libradas a partir de los primeros años de la decapitación de la dictadura de Rafael Trujillo. Fue aquella una confrontación entre el bien, encarnado por los pobres hijos de Ma’Chepa, y el mal, representado por los Tutumpotes propietarios de los carros pescuezos largos y los remanentes de la represiva mentalidad trujillista. Aquella saga y su correspondiente carga simbólica fue vinculada a los símbolos del partido: el buey, el jacho y el color blanco. Toda esa parafernalia simbólica frisada en la psiquis de aquella primera generación de afiliados fue transferida a sus hijos y nietos quienes han asumido esa carga simbólica en función de fidelidad a sus mayores y en mística pasión casi sagrada proveniente de sus ancestros. Esto explica el profundo motivo que subyace en la psiquis de la señora que declara: “Soy del PRD porque mi mamá también lo fue; y ella murió”. 

 Es decir, lo meramente político y mundano, mediante una suerte de operación psico-simbólica se ha instalado en el dominio de lo familiar, filtrándose a una esfera cercana a lo mágico-religioso. Se trata, pues, de un éxito indiscutible e incuestionable de una organización política; un verdadero tesoro-partido. Así, no es entonces difícil comprender que una organización política que se ve privilegiada de contar con un conglomerado de seguidores de esas características sostenga frecuentes luchas internas por el control de sus símbolos. Todos quieren controlar el tesoro; es entendible que así sea. 

Circuito de relaciones base-dirigentes 

A pesar del evidente éxito obtenido por esta formidable maquinaria política en el decurso de medio siglo, su numeroso conglomerado de fieles seguidores ha propiciado, sin proponérselo, la conformación de un circuito de relaciones de irreductible y mutua confianza en donde, por un lado, esa multitudinaria y ancestral militancia ha confiado radicalmente en los símbolos de su partido y en el desempeño de sus diversas dirigencias; y por el otro lado esas dirigencias han confiado ciegamente en que su fiel militancia nunca le abandonará. 

 La presencia de ese circuito de relaciones se evidencia en la relajada confianza con que su dirigencia se expresa; como diciéndonos: no importa cómo actuemos si siempre tendremos la plena seguridad de que nunca perderemos un ápice de nuestra fiel militancia. Y es cierto; la mística de sus seguidores garantiza a la dirigencia el permanente blindaje que le inmuniza contra cuestionamientos y disensiones. El PRDeísmo, en amplios segmentos de su militancia, es asumido con fervor casi religioso.

En consecuencia, esa dirigencia ha podido permitirse -e incluso aún se permite- el lujo de pelearse entre sí por el control de ese poderoso partido sin que ello haya representado –ni hasta hoy represente- pérdida alguna de sus seguidores. Esa militancia continuará fiel y sin cuestionamientos a su dirigencia sea en situaciones de enfrentamientos internos -enfrentamientos sin contenido ideológico sino por el mero control- o aún se trate de eventuales casos en que esa dirigencia haya propiciado algún gobierno poco afortunado. Es harto comprobado que esa masa de afiliados siempre ha garantizado una generosa indulgencia a quienes mantengan la franquicia de los símbolos del partido. No obstante, ahí podría residir el potencial peligro que a estas líneas ocupa. Porque, ¿Quién puede garantizar que esa relación será indefinida? 

Se entiende que cuando la fidelidad y la mística partidaria de un ciudadano ha llegado al límite de transferir lo político al seno de lo familiar no hay posibilidad de que éste cuestione a su partido ni a su dirigencia de turno. Es un éxito total el contar con ese ejército de fieles seguidores pero, a la vez, ello también representa el requisito indispensable para la aparición de los primeros síntomas de un típico “Problema Positivo” cuando determinadas condiciones hayan madurado. 

Alerta

.
Una de esas condiciones que podrían empezar a eclosionar por maduración al interior de algún segmento de la militancia del PRD estaría vinculado a un repentino sentimiento de frustración acumulada, al hacer conciencia de que la dirigencia de la poderosa organización política a la que pertenece da permanentes y claros indicios de su incapacidad para alcanza el poder. Albergar en su interior la incómoda disyuntiva de no poder explicarse el fenómeno de pertenecer a un poderoso partido que regularmente está en la oposición puede contener en sí mismo el virus que debilita la más sólida mística. Si semejante sentimiento empieza a expandirse entonces a ello seguiría el asomo de una difusa frustración que fácilmente derive en la atomización de una organización, sin importar lo poderosa que esta sea o haya sido. 

Nos permitimos remarcar que si a una permanente, relajada y cómoda confianza en el desempeño de las funciones dirigenciales se agrega la reiteración de pleitos y rebatiñas por el control del poder al interior de la élite dirigente, y si a ello se suma el que estos hechos ocurren al término de una adicional derrota con su secuela de áspera atribución de culpabilidades, la combinación de estos eventos podrían generar señales poco auspiciosas pues a ello podría continuar la repentina aparición, al interior de un segmento de militantes, de los primeros síntomas impulsados por una acumulación de decepciones; y si una resbaladiza pendiente de esta naturaleza se inicia los resultados podrían ser imprevisibles. 

 ¿Está la confiada dirigencia de esa poderosa organización política consciente de lo que podría sobrevenir? 

Culpables inconscientes

Desde un particular punto de vista, la culpa primigenia de las distorsiones que mencionamos y que se han ido generando a través de los últimos lustros al interior de esa organización política, no ha partido de la dirigencia sino de la naturaleza de la relación con que el tiempo ha conformado a su masa de militantes. Son los militantes quienes inician la conformación de un determinado circuito de relaciones sin tener conciencia de ello. Es la militancia quien ha “dañado” a la dirigencia; no al revés; pues no es norma que el conglomerado de miembros se adapte a los dirigentes de su partido. 

Tal vez el pecado de las diversas dirigencias ha sido lo complaciente en extremo con su masa de seguidores, pues, "los hijos de Ma'Chepa siempre tienen la razón"; y así, ambos -seguidores y dirigentes- han generado un circuito de relaciones que ha devenido en un entrampamiento de difícil solución.

Si por comodidad la élite dirigente ha convertido esa adaptación en una estructura permanente, en donde desde la oposición unas dirigencias se dedican casi exclusivamente a complacer su militancia reiterando los ataques argumentales al gobierno de turno que esa ávida militancia desea escuchar; si esto se adiciona con escasos planes y pocas ofertas concretas, entonces los resultados de esa estructura de adaptaciones no propicia ni garantiza el acceso al poder; ello más bien podría favorece la aparición de signos de disidencias cuyo momento de aparición sólo sería cuestión de tiempo. Y es que hasta la mística más sólida y la fe más ciega podrían desmoronarse cuando el militante se convence de que pertenece a una organización política que aunque la más poderosa está permanentemente colocada en el ámbito de la oposición y de la rebeldía. 

¿Necesidad de cambios? 

Si al interior de una determinada organización política se avizora la urgente necesidad de determinados cambios, la responsabilidad de que éstos se activen con antelación a una posible debacle debe recaer en su dirigencia. Pero vista la entendible confianza que se permite exhibir la dirigencia de una organización tan poderosa, muy probablemente la realización de tales readaptaciones sería tarea difícil para una dirigencia que invierte tiempo y energía en controlar los símbolos del partido-tesoro, quedando la ejecución de tales cambios sólo reservada para líderes excepcionales pero ausentes. 

Para hacer más comprensible nuestros argumentos pongamos otro escenario totalmente diferente y contrastante. Si un partido político de éxito moderado se empeña en impulsar un crecimiento interior, este se coloca en los fragores de una necesaria, eficiente, organizada e inteligente lucha desde abajo, es decir, desde el difícil terreno de la exclusión minoritaria hacia el crecimiento. Ello obligará a ese partido a la imposición de un permanente auto-cuestionamiento reflexivo y a un necesario orden interno y al planteamiento de ofertas realistas. En adición, un escenario de esta naturaleza ayudaría al crecimiento de la nación en su conjunto y toda la nación lo notaría. 

Así, la organización política que ha partido desde el difícil escenario de lo minoritario está obligada a ganar nuevos adeptos y hará esfuerzos por presentar una imagen verdaderamente comprometida con el país. Los dirigentes de una organización política de estas características entenderán que sumergidos en una lucha de esa naturaleza no puede haber lugar a destructivas y permanentes rebatiñas internas. Toda la nación gana si así ocurriese y toda la sociedad lo notaría. 

Concluyamos reiterando que no debe ser tarea fácil para la dirigencia de un actual PRD, el realizar positivos cambios internos desde su confortable posición de partido mayoritario y dueño absoluto de una apabullante mayoría de seguidores con total fidelidad y sin cuestionamientos a su dirigencia que hace y des-hace lo que quiera y cuando quiera a su propio antojo, plenamente confiada en la seguridad que le otorga su situación de partido incuestionablemente mayoritario. 

El histórico y progresivo éxito del PRD parece que empieza a generar problemas a lo interno del más importante y poderoso de los partidos de la República Dominicana actual. Para la democracia dominicana es una real pena si así fuese. Preferiríamos estar equivocados en nuestras apreciaciones.